29 enero, 2018

Road Trip Normandía-Bretaña: Saint-Malo, la ciudad de las grandes mareas

Lunes, 7 de Agosto de 2.017

Saint-Malo es una importante ciudad portuaria de la Bretaña Francesa, y famosa por tener las mareas más grandes de Europa. Es un espectáculo poder pasear por sus extensas playas y luego contemplar cómo desaparecen por completo.

guía viaje Saint-Malo Bretaña francesa

Además posee un precioso centro histórico rodeado de murallas, que junto con sus preciosas playas, lo convierten en un destino perfecto para veranear, y además es una parada obligatoria en cualquier road trip por la Bretaña Francesa.

Saint-Malo es una ciudad bastante grande, aunque la mayoría de sus atractivos se encuentran en el centro histórico y sus alrededores.

Nuestro hotel se encontraba en una tranquila urbanización, a 5 minutos de la playa de la Rochebonne. Para llegar al centro, se puede ir andando por su precioso paseo marítimo, rodeado de impresionantes casas, durante una media hora, o bien llegar en coche en menos de 10 minutos. Nos gustó mucho esta zona para alojarse, ya que es muy fácil aparcar en los alrededores y además es muy tranquila.


Habíamos reservado el día entero para visitar Saint-Malo, así que nos levantamos pronto, desayunamos en el hotel y nos fuimos en coche hasta la zona del centro, para intentar aparcar sin problemas. Además hacía un día bastante bueno y con sol, así que ¡¡había que aprovecharlo a tope!!

Nosotros aparcamos en un parking que hay al lado de la oficina de turismo, y tuvimos que esperar como unos 10 minutos hasta conseguir entrar... Os recomiendo llegar pronto por la mañana, sobre todo si vais en verano, porque aunque hay varios parkings, están todos muy pero que muy solicitados.


Un poquito de historia


Saint-Malo es una ciudad muy antigua, ya que se fundó en el siglo XII, y su nombre hace referencia a un monje que se convirtió en obispo de la ciudad: "Mac Low".

A parte de ser muy conocida por sus mareas, también lo es porque fue el hogar de muchos corsarios, que desde la estratégica posición de que gozaba Saint-Malo, se dedicaban a piratear los buques enemigos, contribuyendo de esta forma al crecimiento económico de la ciudad.

En el siglo XVII se convirtió en el puerto más importante de Francia, y desde aquí partieron exploradores tan importantes como Jacques Cartier.

Saint-Malo también tiene algunos capítulos negros en su historia, como el terrible bombardeo que sufrió durante la Segunda Guerra Mundial por parte de los aliados, para liberarla de la ocupación de los alemanes, y que la destruyeron casi al completo. Pero esta ciudad volvió a resurgir de sus cenizas, ya que fue reconstruida fielmente siguiendo los planos originales, y convirtiéndola de nuevo en aquella ciudad que brilló antaño.

La ciudad Extramuros


Fuera de la maravillosa ciudad amurallada, en Saint-Malo también puedes disfrutar de sus fantásticas playas. El agua está algo fría, pero en un día de verano, como el que tuvimos la suerte de disfrutar nosotros, viene genial para refrescarse un poco o incluso sólo para jugar en la arena o pasear.

Desde aquí además se pueden contemplar perfectamente las murallas y la silueta de la ciudad.

Las mejores playas son:

"Le Sillon", con unos 3 km de longitud y de arena fina. Aquí se pueden ver los famosos rompeolas de madera clavados en la arena, que son todo un símbolo de la ciudad, y que muchas veces las olas son tan grandes, que los superan, inundando las calles.




"Bon-Secours". Esta playa es muy conocida por su piscina de agua de mar con trampolín y su escuela de vela. Se puede acceder a ella a través de las murallas y de la ciudad fortificada. A nosotros nos gustó mucho, y pudimos disfrutar un rato jugando con la peque y disfrutando de unas vistas preciosas.









Fuera de las murallas, también se puede disfrutar de la zona del puerto y de las islas cercanas, accesibles a pie cuando la marea está baja. Aquí además se pueden visitar las tres fortificaciones defensivas de la ciudad:





El islote del Grand-Bé, donde está enterrado uno de los hijos célebres de la ciudad, el escritor francés René de Chateaubriand.

El Petit Bé Fort

El Fort National: Esta fortificación es de las mejores conservadas, y además está clasificado como Monumento histórico desde 1906. Está construido en una pequeña isla y ha cambiado de nombre varias veces con el paso de los siglos. La entrada cuesta 5 euros, y merece la pena conocerlo, aunque sólo sea por las vistas que hay desde allí.







La visita es por libre, pero nada más entrar te dan una pequeña guía en español con las diferentes etapas del recorrido. Nos pareció muy entretenida, y además es un lugar único para hacer fotos de Saint-Malo.
















Una nota curiosa, ¡¡aquello estaba plagado de lagartijas!! La que lo pasó un poco mal fue la peque... que la dan bastante miedo😯



Hay que tener cuidado y vigilar el horario de las mareas, ya que cuando está alta, estas pequeñas islas están inaccesibles por el agua.


Recorriendo las murallas


Las murallas rodean la ciudad vieja sobre 1.754 metros y se dividen en dos grandes periodos: el recinto primitivo, que va desde la Edad Media hasta finales del siglo XVII y las ampliaciones que se realizaron entre 1708 y 1744.

De las murallas medievales, sólo queda una pequeña parte, que trancurre entre la Torre Bidouane y el Bastión de la Hollande.

Una idea perfecta y a nuestro modo parecer, una visita obligatoria, es recorrer el perímetro de las murallas a pie, para contemplar las diferentes vistas del Canal de la Mancha, las playas y los fuertes. Es un paseo muy entrenido y cómodo, y os puede llevar alrededor de unas dos horas.







Lo mejor es entrar por la Puerta de St-Vincent, y subir por unas escaleras que hay en la puerta St-Thomas. Desde ahí podéis recorrer todo el perímetro amurallado, tal y como hicimos nosotros, hasta la Puerta de Dinan, dónde ya bajamos las escaleras para acceder al casco histórico.


Durante el recorrido pasaréis por: el Fuerte la Reina, la torre Bidouane, la torre Notre Dame, el Bastión de St-Philippe, y el Bastion de la Hollande, donde además hay unos cañones muy antiguos y una estatua de Jacques Cartier. Desde este paseo también se pueden ver unas casas preciosas, y se puede bajar a la ciudad amurallada y subir por sus diferentes accesos cada poco tiempo, así como también a sus playas.















También encontraréis algun restaurante y bar durante el paseo, y os aseguro que no podréis dejar de hacer fotos... ¡Fue una visita preciosa!













 

La ciudad Intramuros


Es la parte más turística y conocida de Saint-Malo, y es así como se conoce a su casco histórico. Podéis entrar por cualquiera de sus puertas, y no es muy grande, así que lo ideal es perderse sin rumbo fijo, e ir descubriendo sus preciosas y animadas calles.



Entre lo más destacado, y que no os podéis perder, están:

Rue de Dinan, una calle muy animada y llena de comercios. Aquí encontramos muchas tiendas de recuerdos y también varias pastelerías, donde pudimos degustar uno de los famosos postres bretones: el Far Breton, una especie de quesada con pasas. A mí fue sin duda el pastel que más me gustó de esta región.

Plaza du Marché aux Légumes, un antiguo mercado de legumbres y hortalizas, donde había una especie de mercadillo. Es una plaza muy pequeña, pero con un encanto especial.


Catedral de Saint Vincent: su construcción duró cerca de siete siglos, y fue parcialmente destruída durante la Segunda Guerra Mundial. Aquí se encuentra la tumba de Jacques Cartier, y por dentro es una verdadera joya. Nos impresionaron sus preciosas vidrieras, que con luz creaban unos juegos de colores preciosos...








El castillo, situado a la entrada de la ciudad, junto a la preciosa puerta de St-Vincent. Actualmente alberga el museo de historia. Desde sus torres, hay una preciosa vista de Saint-Malo.


 

Saint-Malo con niños


Saint-Malo es una ciudad perfecta para ir con niños, ya que tanto el paseo por las murallas como sus magníficas playas, seguramente les encantarán... Pero además, nuestra peque se lo pasó genial en el carrusel que hay en frente de la puerta de St-Vincent, junto a la oficina de turismo.





Allí además también había un food truck, junto a un precioso parque, dónde nosotros aprovechamos para comer después de nuestra visita al fuerte Nacional, y también para descansar un rato.


Y a última hora de la tarde, después de haber visitado las murallas y paseado por las calles del centro histórico, hicimos un descanso en una antigua cafetería que sabíamos que a Valeria la íba a encantar... Lo conocimos gracias a un post de M. Angeles del blog "A propósito de mí", y es un lugar único y muy chulo para ir con los peques. Se llama: "Le Café du Coin", y se encuentra en el número 3 de la rue Sainte-Barbe, muy cerca de la entrada principal y de la animada plaza Chateaubriand.







Es una cafetería muy acogedora, que está decorada con juguetes y muñecas antiguas de todas las clases, que cuando menos llama la atención. Junto a la barra, también hay unas sillas de columpio, para sentarse y a la vez balancearse un poco...¡Súper original!


En Saint-Malo también hay un pequeño tren turístico para recorrer la ciudad, y se puede pasar en barco hasta Dinard, muy conocida por sus playas y balnearios.

Después de tomar un café y disfrutar un rato en esta peculiar cafetería, entramos a un "carrefour" que había en la misma calle, y compramos algo para cenar en el hotel. Esa noche nos apetecía estar tranquilos en la habitación, ducharnos y recoger la maleta, puesto que al día siguiente continuaríamos nuestro road trip por Bretaña y haríamos noche en otro pueblo.

En cuanto llegamos al hotel, cogimos una toalla y algún juguete, y nos fuimos a la playa que teníamos al lado. La pena fue que no habíamos mirado el horario de las mareas, y tan solo pudimos disfrutar un rato, ya que enseguida empezó a subir el mar y la playa desapareció por completo.







Eso sí, fue una experiencia preciosa y que os recomiendo totalmente. Ver sentados desde el paseo marítimo cómo íba subiendo la marea, y cómo en unos pocos minutos, aquella playa en la que hace un rato habíamos estado sentados... desapareció totalmente, ¡fue impresionante!. Fue entonces cuando pudimos comprobar con nuestros propios ojos, porque Saint-Malo es conocida por ser uno de los lugares con las mareas más oscilantes del mundo.



Tampoco podéis perderos el precioso atardecer que hay desde Saint-Malo, que nosotros tuvimos la suerte de contemplar el día anterior.


⇒ Si te apetece ver fotos y saber un poquito más sobre nuestro hotel de Saint-Malo, puedes leer nuestro post "Guía de viaje Francia en 17 días: Road trip Normandía-Bretaña, Disneyland y París", donde os contamos detalladamente cuales fueron nuestros hoteles durante el viaje.



2 comentarios:

  1. ¡¡Pero qué chulo es Saint Malo!! Y la cafetería es lo más!! No me extraña que a Valeria le encantara!!

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    1. Muchas gracias guapa!!! Pues la verdad que es uno de los pueblos de Bretaña que más nos gustaron..Es muy bonito y además está genial para ir con niños. Si hace un día bueno como el que tuvimos nosotros....Pues mucho mejor para disfrutarlo a tope!!

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