19 diciembre, 2017

Road trip Normandía-Bretaña: durmiendo dentro del Mont Saint Michel

Sábado y Domingo, 5-6 de Agosto de 2.017

Sobre las 18 h nos fuimos de Fougéres, y en más o menos media hora, llegamos a nuestra última visita por Normandía: el Mont Saint Michel. Estábamos doblemente emocionados, ya que no solo íbamos a conocer un lugar al que teníamos muchísimas ganas, sino que además dormiríamos dentro!!

guía para visitar y dormir dentro del mont saint michel

Según nos íbamos acercando, pudimos ver su silueta a lo lejos, y os aseguro que fue realmente emocionante. Es difícil explicar con palabras lo que sentimos al verlo aparecer en medio de la nada, y esa imagen y sensación... ¡jamás podremos borrarla de nuestra memoria!

Sin duda, ¡fue amor a primera vista!😍.
 

Qué ver en el Mont St Michel

 
El Mont Saint Michel, también conocido como la "maravilla de occidente" es uno de los lugares más visitados de Francia, y sin duda, la joya de Normandía.

Este islote rocoso se alza a unos 80 km de altura, y está unido a la bahía por un puente-pasarela que fue terminado en 2014, después de muchos años de obras.



Alrededor de la bahía todo esta desértico, por lo que el Mont Saint Michel aparece en medio de la nada, y eso es lo que le convierte en un lugar tan especial y enigmático.

Es uno de esos lugares, que por muchas veces que lo hayamos visto en fotos, de cerca sorprende e impacta muchísimo más...y desde luego, no decepciona!!!!




Uno de los momentos más impresionantes para visitarlo es durante la época de las grandes mareas, que dos veces al año, lo rodea completamente de agua y lo convierte en una verdadera isla.



Nada más entrar al Mont Saint Michel, os encontraréis con una oficina de turismo, y un poquito más adelante, la puerta del Baluarte Boulevar de finales del siglo XV.



Después hay que seguir por la única calle principal que hay, y que es un poquito empinada. A ambos lados hay comercios muy bonitos, bares, restaurantes y hoteles, todo decorado con un precioso estilo medieval que te transporta a otra época.






También hay algunos museos para visitar, y algunas callejuelas para llegar hasta las murallas, donde hay un paseo que las recorre y desde donde poder contemplar unas fabulosas vistas de la bahía.


Al final del recorrido se encuentra la "Grand Degré", que es la escalinata por la que se accede a la majestuosa Abadía. Antes de las escaleras, y a mano derecha, hay un mirador fabuloso con una especie de pozo, desde donde podréis hacer unas fotos preciosas!!













Un poquito de historia  


Cuenta la leyenda que el Mont Saint Michel fue edificado por tres sueños que tuvo San Aubert, obispo de Avranches, en el año 708, y desde ese momento se convirtió en un importante centro de peregrinación.


Durante el reinado de Luis XI el islote acabó convirtiéndose en una cárcel, hasta que en 1874 la Abadía fue traspasada a los servicios de los Monumentos Históricos, quien desde entonces se encarga de su gestión y restauración.

En 1922 se restauró el culto, y a partir de 1966 se reanudaron las peregrinaciones. 

Desde 1969, una congregación monástica mantiene su presencia y culto en el Mont St Michel.

Aparcamiento

 
Una vez llegas al Mont Saint Michel, hay dos entradas para el parking: una es la principal para coches, autocaravanas y motos, y la otra es un acceso reservado sólo para los clientes de hoteles y restaurantes, donde te piden un código de acceso.

Nosotros al dormir en un hotel de dentro, pudimos entrar por esta última y dejar el coche en el parking P3, que es el que esta reservado para los clientes de los hoteles intramuros. La principal ventaja, es que está al lado de donde salen los autobuses que te llevan hasta la entrada del Mont Saint Michel.

Para aparcar aquí es necesario un código de acceso que suelen dar al hacer la reserva. A nosotros, por el contrario, no nos les dieron al momento, sino que nos dijeron que llamáramos como una hora antes de llegar a la recepción del hotel, y así lo hicimos. Tuvimos muchas suerte porque además hablaban en español, así que no hizo faltar tener que usar nuestro inglés 😉.

A la entrada de este parking hay una maquinita que te pide el código, y es así de fácil. El pago se hace al irte en una de los varios cajeros automáticos que hay repartidos por el recinto, y se puede hacer en metálico o con tarjeta. Nosotros lo hicimos en los que están al lado del centro de información turística.

Podéis consultar los precios del parking desde AQUÍ. Nosotros pagamos 11,70 €, y nos permitía tener el coche aparcado 24 horas consecutivas.

Cómo acceder al Mont Saint Michel  


Existen 3 formas de llegar al Mont Saint Michel desde el aparcamiento:

Andando: se tarda unos 35 minutos, y hay 3 recorridos diferentes para llegar a "Place du Barrage" antes del puente-pasarela. Si no lleváis peso y vais con tiempo, me parece una forma estupenda de acceder, ya que en el camino podéis aprovechar para hacer unas fotos preciosas.

En "Le Passeur": es el autobús gratuito que te lleva hasta cerca de la entrada del Mont Saint Michel (la última parada, está a unos 350 metros de la entrada). Su frecuencia de paso varía según la temporada, así que conviene consultar antes. El lugar de salida de este bus es: "place des navettes".

Tiene otras dos paradas más si la gente las solicita: en "route du Mont" y "Place du Barrage", ambas en la zona de tiendas y hoteles que se encuentran fuera del Mont Saint Michel, antes de llegar a la pasarela.

La Maringote: Es un servicio de pago y son unas lanzaderas llevadas por caballos. Salen desde "Marais Blanc", al lado del centro de información turística, y te llevan hasta el pie del Mont Saint Michel en aproximadamente unos 25 minutos.

Nosotros elegimos la opción del autobús, ya que íbamos con una maleta y teníamos ganas de llegar cuanto antes al hotel para dejar todo, y comenzar a explorar este lugar con el que tanto tiempo llevábamos soñando.
 

Nuestro hotel

 
Dentro del Mont Saint Michel no hay muchos hoteles, y además tienen pocas habitaciones, por lo que conviene reservar con muchísima antelación.

Nosotros nos alojamos una noche en "Les Terrasses Poulard", y la reserva la hicimos con unos 10 meses de antelación. Los precios son bastante elevados, y nosotros que fuimos en pleno agosto, pues mucho más. Pero la experiencia es única, y es la mejor forma de disfrutar del Mont Saint Michel sin agobios y con mucha menos gente.



También hay hoteles muy cerca del aparcamiento, pero si os lo podéis permitir, os recomendamos pasar una noche dentro y sentiros como dentro de un cuento...¡¡¡sobre todo si vais con niños!!!

Nuestro hotel estaba muy cerca de la puerta Bavole, la entrada al Mont Saint Michel. Hicimos el check in y nos dieron las llaves de nuestra habitación, que para llegar aún había que subir por unas escaleras algo empinadas, ya que las habitaciones se encuentran separadas de la recepción.








El personal fue muy amable y nos recomendó subir hasta la Abadía para ver la puesta de sol, algo que ya teníamos en mente.

Nuestra habitación era la más alta, una especie de apartamento-ático con vistas a la bahía. Sin duda, de las mejores habitaciones en las que hemos estado... a pesar de no ser muy grande. 

Las vistas desde el baño eran impresionantes, y aún recuerdo el sonido de las gaviotas cuando estaba amaneciendo...¡qué sensación más bonita!















Visita a la Abadía 


La Abadía es sin duda la visita top del Mont Saint Michel, y además la recomendamos totalmente, incluso yendo con niños pequeños como fue nuestro caso, ya que es muy entretenida y nada pesada...¡además de ser igualmente de impresionante por dentro como por fuera!




El horario de visita suele ser de 9.30 h a 18 h, y desde mayo-agosto de 9-19 h. 

La entrada general cuesta 10 euros, y es gratis para los menores de 18 años. Se pueden comprar con antelación en la web con un coste de 1 euro más por gestión, y te dan el privilegio de entrar directamente y saltarte la cola. Nosotros así lo hicimos y las imprimimos desde casa, ya que agosto es temporada alta.




En agosto nos dijeron que había 4 tours diarios en español para visitar la abadía, también hay audioguias y la visita por libre con el folleto del recorrido. Nosotros lo hicimos por libre y genial, ya que está todo muy bien indicado.






En julio y agosto además hay un tour nocturno desde las 19.30 a 24 h, y es aún mucho más mágico, ya que está todo iluminado de forma especial.










Nosotros elegimos entrar a la abadía por la tarde-noche, sobre las 20 h, y fue una experiencia maravillosa. Además lo bueno que tiene también, es que hay mucha menos gente y que puedes ver el precioso atardecer desde la terraza de la abadía.















Es difícil explicar con palabras cómo fue el recorrido, ya que hay que estar allí y vivirlo. De noche es realmente mágico y cada estancia que visitamos parecía estar rodeada de una atmósfera de misterio muy especial. También había una exposición, música y sonidos en algunas salas.












La única pena que nos quedó fue que no pudimos ver el fantástico claustro en todo su esplendor, ya que le estaban reformando.


Así que si vais en verano, os recomiendo totalmente hacer la visita nocturna. También hay un ticket que vale para visitar la abadía de día y de noche, y cuesta 15 euros, pero no se puede comprar anticipadamente por la web.






El atardecer desde el Mont St Michel 


Otra cosa que no podéis perderos en una visita al Mont Saint Michel, es ver el atardecer tan bonito con la bahía de fondo. ¡Totalmente espectacular!



Los mejores sitios para verlo son:

Desde la terraza oeste, que es la que se encuentra dentro de la Abadía. Es un lugar perfecto para hacer fotos y las vistas son una pasada.



Desde el recorrido que hay alrededor de las murallas.


Desde el mirador que se encuentra al lado de la escalinata para subir a la abadía.
 

Durmiendo dentro del Mont Saint Michel


Después de pasear y visitar la abadía, volvimos al hotel para abrigarnos un poco (sí, era agosto, pero por la noche hacía bastante frío...❄), cogimos el trípode y nos fuimos a un bar a picar y beber algo.

Estaban todos los restaurantes llenos, y muchos de ellos cerrando..Y eso que serían las 21.30-22 h.






Así que si estáis interesados en comer o cenar dentro, es conveniente hacer la reserva con antelación. Los precios son elevados, así que nosotros íbamos preparados y habíamos comprado algunas cosas previamente.


Después de entrar un poco en calor y descansar un rato, salimos fuera y desde el puente-pasarela estuvimos haciendo unas fotos del Mont Saint Michel iluminado. Sin duda, ¡¡¡otra de las cosas que recomendamos!!!




Nuestra pequeña también quiso bajar un poco a la arena, pero a pesar de que la noche era muy bonita, con una impresionante luna de fondo, el frío no nos dejó disfrutar tanto tiempo como nos hubiera gustado.



Sobre las 23.30 h volvimos a nuestra habitación ya para dormir, y una de las cosas que más recuerdo de esa noche, era el sonido de las gaviotas, sobre todo al amanecer...fue sin duda muy especial!!


Al día siguiente madrugamos bastante para aprovechar bien la mañana. Bajamos a desayunar al restaurante del hotel "La Mere Poulard", que se encuentra en la calle principal y muy cerca de la puerta del Baluarte.

No nos entraba el desayuno, así que lo pagamos aparte. Nos costó 34 € por los tres, y aunque barato precisamente no fue, estuvo muy bien. Había bastante variedad y el local es realmente bonito. Además a esa hora estaba super tranquilo, así que pudimos disfrutar de un rato muy agradable y con una preciosa música de fondo.








Antes de marchamos hicimos varias fotos dentro del local, ya que había cuadros de personajes muy famosos que habían estado allí comiendo, y estuvimos un rato cotilleando 😉.

Después dimos un paseo otra vez por la calle principal del Mont Saint Michel, aprovechando que aún había poca gente y también para hacer nuestras últimas fotos por dentro, y nos fuimos a hacer el check out al hotel.








Cogimos la maleta, y fuimos directamente al puente-pasarela para montarnos en el bus, que nos llevó de nuevo hasta el aparcamiento. 

Dejamos nuestras cosas en el coche, y de nuevo volvimos a coger el bus, ya que queríamos pasar la mañana disfrutando de la bahía y dar la vuelta alrededor del Mont Saint Michel, pues hacía una mañana preciosa y la marea estaba baja.





 

Pasear por la bahía 


Esta es otra de las mejores experiencias que podéis hacer si visitáis el Mont Saint Michel con la marea baja, y además si vais con niños, ¡es una actividad super divertida!




Nosotros estuvimos paseando tranquilamente alrededor del islote, y dimos toda la vuelta, para tener diferentes perspectivas de la Abadía y de las murallas.




También habíamos llevado un cubo, palas y toalla, así que descansamos un ratillo y aprovechamos el precioso sol que hacía esa mañana, mientras Valeria se lo pasaba genial jugando en la arena.


Pasear por la bahía es una sensación maravillosa, y las vistas no pueden ser más impresionantes... Además hay bastantes conchas y caracolillos, y hay zonas donde se te hunden los pies y parecen "arenas movedizas", por lo que la sensación es super chula... También había pequeños charcos para refrescarse y saltar, por lo que fue muy divertido.



También existe la posibilidad de contratar una excursión guiada por la bahía con un experto de la zona, y me parece una experiencia estupenda. Nosotros escribimos a uno de los guías, pero la excursión que iban a organizar ese día era de 14 km, y eso para una niña pequeña es demasiado, así que quizá para otra ocasión.

Si estáis interesados os puedo facilitar los e-mails, o bien podéis consultar esta página. La verdad que me parece una actividad muy interesante.


Las mareas


El fenómeno natural de las mareas, también conocido como "El macareo", se caracteriza por una ola que mide una decena de centímetros cuando hay grandes mareas. Esta marea monta contra corriente en la desembocadura de los ríos, y forma una gran elevación del agua. Es necesario un coeficiente superior a 90 para poder apreciarlo.

Este fenomeno sucede solo alrededor de 20 días al año, durante las "grandes mareas". Podéis consultar los horarios desde AQUÍ.

Cuando estuvimos nosotros la marea era bastante débil, así que no pudimos contemplar este gran fenómeno, que sin duda debe ser realmente espectacular. Algún día esperarmos volver, y contemplar el islote de Mont Saint Michel totalmente cubierto por el agua!






Después de disfrutar una mañana preciosa, decidimos coger el coche y poner rumbo a nuestro siguiente destino, adentrandonos ya en la región de la Bretaña francesa. Nos fuimos con algo de pena, pero el viaje debía continuar...



Sin duda, la visita del Mont Saint Michel es de los días que más recordamos de nuestro viaje, y un lugar de cuento al que nos gustaría volver alguna vez, pues este maravilloso lugar es tan impresiontante... ¡¡que deja huella!!




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