18 marzo, 2018

Quimper, la joya gótica de la Bretaña francesa

Jueves, 10 de Agosto de 2.017 

Quimper es la capital del departamento de Finisterre, y una de las ciudades más elegantes de la Bretaña Francesa. Bañada por el río Odet y sombreada por las pendientes abruptas del Monte Frugy, ha sabido sacar un excelente partido de sus encantos naturales.

Guía viaje Quimper Bretaña Francesa
Con sus casas de entramado de madera, sus calles estrechas y empedradas, sus preciosas plazas de cuento y su magnífica catedral, Quimper es una de las joyas de Francia y una visita obligatoria de la Bretaña Francesa.

Llegamos a Quimper en unos 20 minutos, después de haber pasado la mañana en el precioso pueblo de Locronan, y como ya habíamos comido, teníamos toda la tarde para disfrutar de esta maravillosa ciudad, que sin duda nos cautivó.

Quimper, "Kemper" en bretón, significa confluencia, ya que en la ciudad se juntan dos ríos: el Odet y el Steir. Es una delicia perderse por sus calles, ya que todo está perfectamente cuidado, y conserva un maravilloso patrimonio histórico y arquitectónico.

Un origen de leyenda


La creación de Quimper tiene su propia leyenda, de la que están muy orgullosos sus habitantes y les gusta que sus visitantes la conozcan.

Según la tradición bretona, Quimper debe su origen a una turbulenta leyenda sobre la ciudad de Ys, su rey y su princesa.

La estatua del Rey Gradlon vigila desde hace siglos la ciudad desde las torres de la Catedral de Saint Corentin, y es uno de sus grandes iconos.

En el siglo IV DC nació Gradlon, futuro rey de Cornualles. Gradlon era un rey pagano, y se enamoró de una especie de hada: Malgven. Después de matar a su marido, tomando su caballo y su caballo Morvac'h ("caballo de los mares" en bretón) se fue a los océanos. Durante su viaje, los dos amantes tuvieron una hija: Dahut.

Desafortunadamente Malgven murió, y Gradlon regresó con su hija a su reino de Cornwall, convirtiéndose al cristianismo por consejo de San Guénolé.

Gradlon, que no podía negarle nada a su hija, hizo construir sobre las olas la maravillosa ciudad de Ys, que se convirtió en un lugar de fiestas, juegos, bailes y orgías. Todos los días, la princesa Dahut tenía un nuevo amante y al día siguiente morían y eran arrojados al mar.

Un dia el diablo se presentó a las puertas de la ciudad, y disfrazado de un príncipe, sedujo a Dahut, quien le confió la llave que ordenaba las cerraduras, salvaguardando la ciudad contra las olas. En poco tiempo, la ciudad y sus habitantes fueron tragados por el mar.

Sólo Gradlon, montado en su caballo Morvac'h y San Guénolé lograron escapar, este último forzando al rey a abandonar a su hija en las olas mortales.

El rey, roto de dolor, se asentó en el fondo del estuario del Odet y fundó su nueva capital en la confluencia de los ríos: Quimper.

Años más tarde, durante una cacería en el gran bosque de Menez Hom, Gradlon se perdió y descubrió la ermita de Corentin (ahora ubicada en Plomodiern).

Este último le hizo descubrir su maravilloso pez que cortaba a la mitad para alimentarse cada día y al día siguiente volvía a estar entero. Gradlon deslumbrado por este milagro, se llevó a Corentin a Quimper y lo recompensó más tarde nombrándolo primer obispo de Cornualles.

Al final de su reinado, Gradlon decidió terminar con su vida, y le dio su castillo a Saint Corentin para que construyera allí una catedral. Más tarde se erigió una estatua ecuestre entre las agujas de la catedral, que representa a Gradlon en su famoso caballo.

Guía de Quimper: qué ver y hacer


Quimper tiene un precioso barrio antiguo perfecto para pasear. Está lleno de coquetas calles adoquinadas, bonitas casas de madera, muchas de ellas con figuras esculpidas, y un montón de espacios verdes para descansar y relajarse, por lo que ofrece una combinación perfecta para enamorar al que la visita.

Rue Kéréon (de los zapateros, en bretón): esta calle fue habitada al principio por el gremio de los zapateros, de ahí su nombre, y más tarde por nobles, comerciantes y clérigos.




Es de las mejores conservadas de la ciudad y está enmarcada por preciosas casas en saledizo, aunque su mayor reclamo es la espléndida y majestuosa vista que ofrece de la fachada de la catedral de fondo. Te aseguro que no podrás dejar de hacer fotos!!!




Además tiene siempre mucha animación, un gran número de tiendas y preciosos detalles por todas partes, por lo que te recomiendo recorrerla detenidamente y disfrutarla como se merece.



Catedral San Corentin: Después de 20 años de intenso trabajo de restauración, la catedral ha sido rehabilitada de forma ejemplar, devolviendo su brillo original tanto a la piedra, como a las pinturas y vidrieras.



En 1239, el obispo Raynaud decidió construir la catedral actual sobre los cimientos de una antigua catedral románica. Era la época del gótico radiante. Su construcción abarcó los siglos XIII y XV, y fue puesta bajo la protección de Saint Corentin.

Desde la década de 1850, el arquitecto de Quimper, Joseph Bigot, emprende la restauración del edificio, principalmente la decoración de las capillas y las vidrieras destruidas durante la Revolución Francesa.









Su logro más espectacular es la finalización de las dos torres con la construcción de sus impresionantes agujas en el siglo XIX, financiadas por los habitantes de Quimper.

Horario: de septiembre a junio, 9.45 a 12 horas y de 13:30-6:30 p.m, todos los días excepto domingo por la mañana. En julio y agosto se abre continuamente, excepto el domingo por la mañana - domingos y festivos: 14 a 18.30 h.

Existen visitas guiadas. Más información en la oficina de turismo.

Hay unas vistas muy bonitas de la catedral desde el monte Frugy, desde un sendero que hay en la orilla izquierda, más allá de la Jefatura de Policía.

La catedral nos impresionó muchísimo por fuera, y junto con la de Ruan en Normandía, se han convertido en mis favoritas. Pero por dentro es igualmente de impactante, y sobre todo nos encantaron las vidrieras, que con la luz del sol creaban unos juegos de colores preciosos.







Plaza Saint Corentin: Se encuentra en el lado izquierdo de la catedral, y tiene un precioso carrusel que fue la delicia de nuestra niña. Además también había un puesto de helados, y como el tiempo era tan agradable, estuvimos un rato sentados, descansando un poco y a la vez disfrutando de unas vistas bellísimas.




En esta plaza se encuentran el Ayuntamiento y el Museo de Bellas Artes, este último ubicado en un precioso Palacio de estilo italiano.








Al lado del carrusel hay una estatua de René Laennec, un médico francés nacido en Quimper, que fue el inventor del estetoscopio.


En el otro lado de la plaza hay una tienda preciosa: Art de Cornouaille. La fachada de la casa, con su colección de platos colgados y sus macetas de flores, llama mucho la atención e invita a cruzar su puerta. Dentro puedes encontrar un montón de regalos, recuerdos, productos regionales e incluso azulejos de Quimper.


 
Museo bretón: Creado en 1846, ocupa el antiguo Palacio del Obispo de Cornualles adyacente a la catedral. Dos alas enmarcan la torre construida para Claude de Rohan (1507), uno de los mejores ejemplos arquitectónicos del Renacimiento en Bretaña. 

En su interior destaca una magnífica escalera terminada por un panel tallado (escudos de armas, personajes y animales fantásticos).

En el Museo se pueden ver: orfebrería y estatuas de la Edad Media y el Renacimiento. Cuatro salas están dedicadas a los trajes tradicionales y sus representaciones en pintura y escultura. También se puede ver la evolución del mobiliario regional desde el siglo XVII hasta la década de 1930.


Hay exposiciones temáticas todos los años.

Rue de Guéodet: en esta calle, concretamente en el número 4, hay una casa del siglo XVI, que se la conoce con el nombre de "La maison des Cariatides". Está declarada como monumento histórico y actualmente es un restaurante.



Rue Elie Freron: en esta tranquila calle se encuentra la casa de cultura, y una antigua y destacada casa de entramado de madera.



Jardín de la Retraite: Este pequeño y coqueto jardín botánico se encuentra entre la calles Elie Freron y Des Douves, y está protegido por los restos de muralla de la ciudad, ya que Quimper fue una ciudad fortificada en su día.







El jardín del Retiro cuenta además con una gran diversidad de especies vegetales. Nos pareció un lugar muy acogedor, perfecto para relajarse, con unas vistas muy bonitas de las agujas de la catedral y una buena forma de ver los restos de las murallas.




Le passage de L'Epée: En 10 rue du Parc, se encuentra el pasadizo de la espada, que está decorado con preciosas vidrieras en el techo. La más hermosa es la cúpula que ilumina una plaza de azulejos. En el número 14 de la misma calle, se encuentra una famosa cafetería con el mismo nombre: café de L'Epée.

Plaza de la mantequilla (Place Au beurre): preciosa plaza llena de restaurantes y creperias con mucha animación. Es un lugar estupendo para tomar algo o para comer.





Rue des Boucheries (carnicerías) y rue des Gentilhommes (de los caballeros)
: preciosas calles del centro histórico de Quimper. En el número 10 de la calle du Sallé también hay una casa que destaca por su ornamentación.





Mercado Halles Saint-Francois: Inaugurado en 1847 en el antiguo convento de Saint-François, es el mercado más famoso de Quimper. Se encuentra en el centro de la ciudad, y ofrece productos de alta calidad.



Te recomiendo entrar a dar un paseo, pues nos pareció muy acogedor, y de paso puedes comprar algún producto típico de Quimper. Nosotros compramos unos deliciosos "macarons", que son unas galletas con mucha fama en la ciudad.

En los alrededores del mercado hay también muchas cafeterías para tomar algo. Nosotros estuvimos un rato descansando en una terraza, y de paso conocimos a una mujer francesa que tenía familia en España y con la que estuvimos hablando un rato.

Pasarelas sobre el río Odet: son unas pasarelas peatonales adornadas con preciosas y coloridas flores que atraviesan el río Odet, uno de los más bonitos de Francia. ¡Es una zona preciosa y súper fotogénica!








Se pueden hacer cruceros por el río Odet desde Quimper o Bénodet.

La Prefectura: un precioso edificio neogótico de 1909, creado al transformar el antiguo hospital de Ste. Catherine.

Jardin du theatre: El teatro Max Jacob fue inaugurado en 1904, y su arquitecto se inspiró en los teatros de Evian y Vichy. El jardín fue diseñado desde el principio como un complemento de la arquitectura, y tiene un estilo cercano al romanticismo inglés, con plantas de los Estados Unidos y China. 

Es uno de los jardines más antiguos de la ciudad, y con sus estanques, arroyos y estatuas, tiene un encanto especial, como si fuera de otra época.

Plaza Terre aux Ducs (tierra de los duques): esta plaza se encuentra al otro lado del río Steir, y aquí se alzaban el tribunal, la prisión y el mercado. Está rodeada de preciosas casas de entramado de madera y de piedra.



 
Es una zona más tranquila, y nos pareció preciosa. Te recomiendo perderte por sus calles aledañas, ya que todas tienen un encanto especial.

Plaza e iglesia de St Mathieu: el entorno es precioso, y es una zona menos concurrida. En la iglesia hay una vidriera muy bonita y conocida.




Colina Mont Frugy: situado en la margen izquierda del río Odet, al que se puede llegar por varios circuitos peatonales, el monte Frugy es el puesto de observación por excelencia para contemplar la ciudad de Quimper.

Locmaria: Desde la época de la conquista romana, un pequeño centro urbanizado, Locmaria, se instaló en el borde del Odet.

En este barrio se pueden visitar la Abadía, una iglesia románica del siglo XII, un claustro, y su magnífico priorato y jardín medieval.

También es muy conocido por su cerámica, en donde hay una fábrica y un museo para visitar: "museo de la faïnce" a orillas del río Odet, que tiene numerosas piezas de artistas conocidos.
Nosotros ya estábamos cansados, y aún nos quedaba un pequeño trayecto en coche hasta Concarneau, donde dormiríamos las próximas dos noches, así que compramos algo para cenar en un supermercado, y nos pusimos nuevamente en ruta. ¡Una pena no haber podido visitar este barrio con tanta historia!




Quimper es sin duda uno de esos lugares que dejan huella, y aunque en medio día se ve bien, te recomiendo dedicarle un poco más de tiempo, o incluso dormir allí, puesto que es una ciudad que merece inmensamente la pena y tiene mucho que ofrecer. 

Su catedral, sus calles y plazas medievales y esas preciosas flores sobre el río, aún perduran vivamente en mi memoria... Una ciudad que me impresionó y dejó un recuerdo precioso, con una belleza elegante, y a la vez sencilla y acogedora. Desde el minuto cero pasó a estar entre mis preferidas del viaje, y eso que es difícil con tan buena competencia.

En una media hora llegamos a Concarneau, donde para terminar el día, estuvimos jugando un poco y viendo el atardecer desde una pequeña y solitaria playa que había en frente de nuestro hotel. Fue un momento muy bonito, y del que también guardamos grandes recuerdos.









Sin duda fue un día súper completo y que disfrutamos intensamente, de esos que recuerdas perfectamente y que no tienes ganas de que terminen nunca.


6 comentarios:

  1. Que bonito Marta!!!! Ya sabes que soy una enamorada de las casas de entramado con paredes torcidas que parecen que se van a caer. Creo que tengo que hacer una escapada a esta zona de Bretaña que nos faltó por conocer. Me guardo tu post que es súper completo :)

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  2. ¡Qué bonito es! ¡Me está encantando la Bretaña! No conocía apenas nada y veo que es una región preciosa! Me gustadao mucho el origen de leyenda que tiene! No me extraña que allí estén deseando contarlo.

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  3. Pero bueno!! Deja de ponernos los dientes largos con estos pueblecitos!! Cada vez tenemos más ganas de ir, de verdad!!!

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  4. Cada pueblecito que nos enseñas de la Bretaña francesa supera al anterior. La Catedral es una pasada!!

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  5. Raquel (peques a bordo)22 de marzo de 2018, 10:44

    La catedral tiene que ser preciosa y pasear por sus calles , visitar las tiendas y relajarte en una de sus plazas son toda una experiencia. Estoy deseando que llegue verano ya.

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  6. De los que más me han gustado Marta. Felicidades por el post. Precioso!!!.

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